El otro día estuve con una amiga y me hizo una pregunta muy frecuente: “Carlos, tengo una cantidad de dinero y no sé qué hacer con ella. Me gustaría invertir.”
Quisiera comentar en este post algunos puntos que deberías tener en cuenta si acabas de empezar a invertir.
¡COMENZAMOS!
Como dice Robert Kiyosaki, lo primero que hay que hacer es conseguir que el dinero trabaje para ti. Es decir, que no esté parado sin hacer nada en la cuenta del banco.
Para ello no hay mejor sitio y forma más cómoda de hacerlo que a través del mercado de valores.
Si tu quisieras montar tu propio negocio, tendrías que pagar el alquiler, buscar personal, pensar en cómo mejorar el negocio, cómo vender más… y todo con la esperanza de poder obtener unos beneficios que puedan hacer que te mantengas al principio, y con un alto nivel de estrés.
En cambio, cuando compramos acciones de una empresa, otras personas ya realizan todo el trabajo sucio por nosotros, repartiéndote tu parte de los beneficios sin que hayas tenido que hacer nada, sólo invertir y confiar en esa empresa.
Una de las cosas que hay que quitarse de la cabeza es el tema lotería. Es decir, si piensas que comprando las acciones de una empresa que no conoce nadie te vas a hacer rico en cuatro tardes con 5000€, vives en yupilandia rodeado de unicornios y arcoíris.
Hay que ser realistas.
Warren Buffett ganó una media de un 20% anual a lo largo de su carrera. La mayoría de gestores no baten ni el 10%.
No te creas Warren Buffett si acabas de empezar.
Otra cosa a tener en cuenta es que no es lo mismo invertir 1 millón y recibir 50.000€ de beneficios, que invertir 10.000€ y recibir 4.000€.
En una ganas el 5% y en otra el 40%. Aunque sean distintas las cantidades, la segunda es mejor.
Pero aunque en una se haya obtenido el 5% y en otra el 40%, es obvio que en la segunda inversión se ha asumido mucho más riesgo que en la primera.
Cuanto mayor sea el riesgo asumido, mayor será la posible ganancia, pero también lo será la posible pérdida.
Otra de las cosas que hay que grabarse a fuego es la magia del interés compuesto. Como supuestamente dijo Einstein: “El interés compuesto es la octava maravilla del mundo. El que lo entiende se lo gana, el que no, lo paga.”
Imagínate que heredas el apartamento que tus padres tenían en Chiclana y la vendes por 300.000€, y además decides invertirlos, recibiendo un retorno anual del 8%, y dejando que el dinero trabaje durante 25 años sin tocarlos absolutamente para nada.
¿Qué le pasaría a mi dinero después de esos 25 años?
Pues que tendría la friolera de 2.054.000€. Es decir, habría multiplicado mi dinero por 6,84 veces.
Y ¿si el retorno fuera de un 4%? Pues que tendría 800.000€.
Y ¿qué pasaría si a los 300.000€ le añado 15.000€ anuales durante esos 25 años?
Pues que pasaríamos de tener 2.054.000€ a 3.238.000€. Es decir, un 57% más de lo que íbamos a conseguir en un principio.
Lo difícil es tener paciencia y aguantar.
Por otro lado, hay que evitar las recomendaciones de los “vecinos”. Cuántas veces habré oído que se tiene un fondo de inversión o unas acciones sólo porque se las recomendó un amigo. Esto es un caso muy típico y muy peligroso.
Imagina que un vecino te dice de invertir en el negocio de su primo, pero que no te explica muy bien de qué va. ¿Invertirías? Probablemente no. Pues lo mismo pasa con las acciones, hay que conocer cómo funciona una empresa antes de invertir en ella.
También puede pasar que no tengas ni experiencia, ni tiempo, ni conocimientos. Entonces, ¿cómo inviertes?
Pues sin ninguna duda, con un asesor financiero.
Lo más importante es que si decides confiar en alguien para que gestione tu dinero, porque no te apetece aprender, porque no tienes tiempo, o por lo que sea, debes fijarte en que dicha persona tenga una licencia de asesor y conocimientos suficientes para invertir tu dinero por ti.
Si dicho asesor es decente y profesional, controlará la evolución de tu cartera e intentará siempre que tengas las inversiones más adecuadas para ti, y no para él.
Espero que os hayan servido estos mini consejos.
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¡El conocimiento es poder!
Buena inversión.